El magnífico horizonte repleto de espumosas nubes de ilusión.
Observamos con entusiasmo a lo lejos nuestro ansiado destino.
Qué colores tan cálidos nos acompañan en nuestro ansiado camino.
Las jóvenes encinas engalanan nuestros firmes pasos.
El cielo azul, decorado con maravillosas nubes blancas.
El arroyo transparente con un caudal limpio, brillante.
Comenzamos la subida al Navamorquín, rodeados del encanto de Sierra Morena.
La huerta del gato nos espera con sencillez y hospitalidad.
Los ancentrales bancales abandonados en la verde ladera.
A sus pies el aroma del bosque moreno serrano.
En lo más alto el peñón del águila nos reta a subirlo, para adentrarnos en la magia de la sierra morena.
Los intensos rayos de sol pintan de un verde oliva el terreno a nuestro regreso.
El arroyo grande con sus aguas límpias, llena de música el verde valle.
La sierra preñada de encanto se despide llena de múltiples sensaciones.
Hacemos un duro camino en busca de un horizonte divino.
Un bosque inmenso de esbeltos pinos nos dan la sombra necesaria.
El misterio nos llena el alma, apoderándose de nosotros con energía.
En el camino hay tramos fáciles, cómodos, tranquilos.
La precisa señalización nos ayuda a no perder la dirección adecuada.
Empinadas bajadas, que nos hacen caminar con precaución.
La hilera de frondosos chopos nos anuncia el curso del río antes de la última subida.
El río transparente refresca nuestro cálido camino.
Cruzamos el viejo puente, testigo de tantos caminantes intrépidos.
La subida nos sorprende con los encantos de la sierra maravillosa.
Llegamos a lo más alto, tan cerca del cielo.
Volvemos con la despedida de innumerables nubes.
El camino de vuelta tan bello, lleno de satisfacción.
Nos encontramos con un río más caudaloso fruto de los desembalses.
Un puente entre lo divino y humano ha unido nuestro duro camino.
Las empinadas rampas de subida en el regreso no restan belleza al magnífico bosque,
Una última mirada nos muestra la visión de un sueño hecho realidad.
Un fuerte abrazo es la manera más próxima de sentirnos cercanos.
No andarnos por las ramas nos puede permitir aprovechar mejor cada momento.
El rico fruto está protegido con espinas.
El camino está delimitado por el frondoso bosque.
Troncos rajados por los años nos ofrecen un cobijo seguro.
La luz se desliza tenue entre las poderosas ramas.
Nos enredamos con la oscuridad de las sombras del magnífico bosque.
Buscamos a lo lejos un horizonte claro, transparente,cálido.
Nos entusiasma sentirnos acompañados de fuertes troncos de vetustos árboles.
Que los brillantes rayos del sol iluminen nuestros pasos.
Ese misterioso bosque de sensaciones nos ahoga los pensamientos.
La noche con su magia nos invita a soñar con dulzura.
En el cielo azul siempre hay una ilusión, que nos anima a seguir su claro trazado.
Que ilusión poder compartir una mesa regada con abundante cerveza de fabricación propia.
Escuchar el susurro del agua transparente del cuidado canal.
Aparcar la incombustible bicicleta bajo el aroma de un precioso rincón.
Fachadas históricas decoradas con inconfundible encanto mirándonos.
Edificios del pasado con indudable belleza acompañándonos.
El bosque negro tan próximo a la ciudad observándonos.
Todo está decorado con encanto natural, cautivándonos.
Jardines tan puros, que parecen un bonito bosque, perfumando el viento.
El bosque tan cerca de la coqueta ciudad cobijándonos.
Un río transparente que baña la ciudad con dulzura refrescándonos.
Las omnipresentes fuentes acompañándonos con el sonido de su chorro limpio de agua fresca.
Innumerables calles peatonales invitándonos a pasear sin descanso.
Atardecer con brillo, tras las intensas emociones vividas.
