El fuego nos ilumina, da calor, nos hace cálida la vida.
La sangre que corre por nuestras venas lleva aromas a jara.
Cada flor da sus jugosos frutos.
Adornan nuestras vidas con sus aromas, colores.
Los retos no nos abandonan.
Aprovechemos que el intrépido arroyo lleva agua clara.
Que el valle está lleno de fresca hierba,
El cielo se hace espuma densa.
No permitamos que el camino se nos hiele.
Se nos haga lejano el soñado horizonte.
Una fuente clara, bella, mágica nos ilumina y nos refresca la vida.
Hay lágrimas como gotas de agua fresca.
Gotas de lluvia como lágrimas diseminadas.
Una exuberante cascada como leche fresca.
Esa intrépida caída hace del agua leche fresca.
Encontramos un lugar donde cobijarnos casualmente.
Una selva nos atrapa con su encanto.
En el horizonte un bello velero nos espera.
Una senda entre pinos nos incita a caminar.
Estamos en la orilla de nuestros sueños.
Una exuberante fuente de vida nos ilumina.
La naturaleza resulta ser tan mágica que desborda nuestra imaginación.
Que transparente es una lágrima pura, natural, espontánea.
La vida no es segura.
Tenemos miedo de que nuestras ilusiones se despeñen.
La vida sigue su cauce, una inquietante cascada de emociones.
Nuestros pasos se hunden en la cálida arena con un mar de fondo.
Buscamos cobijo, cuando el dia se hace tórrido.
La noche no nos hace segura la vida.
Tenemos que confiar en nuestras ilusiones.
Subirlas a los más alto.
Que sean visibles, cercanas, alcanzables.
Nuestro mar de ilusiones se llenara de una luz cálida y brillante.
Mi cielo bello ha sido especial.
Hay días que todo es cálido.
Se llenan de magia.
Se quedan atrás las adversidades, que nos ponen alto el listón.
Nos llenamos de amor, como la diosa griega.
La realidad que nos rodea se hace acogedora, llena de agua.
El camino nos acaricia nuestros firmes pasos.
La noche se despide, brillante, radiante, apasionante.
Habrá mas días, llenos de crema y café, sabrosos.
El cielo es el límite
Mi cielo se desvanece tras el último rayo de luz.
En lo más alto la despedida se hace dulce.
Siempre amanece a pesar de las enormes nubes.
Abrazados al cielo azul con entusiasmo.
Se nos llena de color, aromas frescos, esencias naturales.
Nos embriagamos sin mesura.
Sin pensarlo nos ponemos en guardia.
Todo parece tambalearse.
El orden no nos abandona.
Volvemos inexorablemente a nuestras raíces.
