Aferrarnos a nuestras raíces, entrelazando nuestros brazos.
En los momentos más difíciles debemos estar erguidos, firmes, convencidos.
Nos hace sentirnos confiados, cálidos, cercanos.
Nos llenamos de un caudal enérgico, limpio, claro.
Hasta los más inimaginables sueños se hacen realidad.
En nuestro interior nos sentimos pletóricos, llenos de una increíble energía.
No podemos explicar con palabras lo que sentimos.
Paulatinamente nos llenamos de entrañables sensaciones.
Una porción de exquisita tarta de sabores mágicos.
Un incesante trampolín de emociones.
Que magnífico alimento natural.
Un impresionante jardín nos invita a disfrutar plácidamente.
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